La vida a medida que crecemos se convierte en un interminable desfile de tragedias, injusticias y construcciones gigantescas sobre bases de por-que-sí-es. Pero si somos afortunados, nos daremos cuenta que también existen momentos de felicidad pura que consiguen tomar control de nuestros mundos por algunos instantes.

Fugaces e inesperados, aparecen por cualquier lado y si no estamos atentos los perdemos. Pero si tenemos la suerte de darnos cuenta que estamos sumergidos en uno de ellos notaremos que en ese ahí y ahora, por un momento, tenemos absolutamente todo lo que necesitamos. Es pasar un rato con nuestra mascota en el sol, un mate compartido con amigos, una niña con su padre riendo mientras juegan con las manos en un tren amontonado, correr un colectivo con dos amigos y una sonrisa en el rostro, el abrazo de un ser querido después de un largo día. Asi que dejemos de concentrarnos en lo malo, que eso sobra: hagamos un brindis por la magia que aún nos queda