LA MAGIA CHILENA: PUCÓN
- Micaela Chutrau
- 9 ago 2017
- 3 Min. de lectura

Llegar a Chile había significado nuestro primer cruce de frontera: con el Volcán Lanin de fondo, caminamos con una sonrisa los tres kilómetros de fila de autos argentinos preparados para cruzar. Habíamos exitosamente hecho dedo desde San Martín de los Andes tras habernos quedado varados en un camping, y una vez estampados los pasaportes una pareja de profesores mayores nos había salvado la vida mientras hacíamos dedo afuera del Paso Mamuil Malal. Nos malcriaron entre visitas al lago Quileihue, con bellas historias de sus trabajos y con detalladas explicaciones de todo lo que aparecía del otro lado del cristal de su camioneta 4x4. Así llegamos a Pucón, y para el momento en el que nos despedimos de la pareja y bajamos las mochilas del vehículo ya podíamos sentir la cálida bienvenida de este nuevo país abriéndonos las puertas.
Pucón es uno de esos pueblos pequeños que, a pesar del turismo, están llenos de magia. Será la buena energía de su gente, la naturaleza abrumante que lo rodea, el azul profundo del lago Villarica o aquel volcán imponente acosando permanentemente su paisaje. Es uno de esos lugares donde es tan válido no hacer nada como dedicarse a explorar todas las maravillas naturales que lo rodean, y se lleva sin lugar a duda el título de uno de mis lugares favoritos en Chile. Llegamos esperando pasar dos noches, a la semana siguiente seguíamos instalados.
Hay varias actividades que se pueden realizar en Pucon, pero escalar el volcán Villarica debe ser de las más populares. Personalmente, a N y mi no nos atraia la idea de pasarnos varias horas en subida tras un mes de viajar a dedo y dormir en carpa. Esto, sumado a varios malos testimonios de los viajeros del hostel, nos hicieron decidir no realizar esta actividad. La queja de la mayoría era que no había nada más que un pequeño agujero con un poco de humo saliendo para apreciar en la cima, pero todos aquellos que habian llegado al pueblo con el sueño se despedian contentos. En caso de que uno no quiero sumirse en la aventura de escalarlo, siempre hay otras maneras de apreciar la belleza de la naturaleza: por la noche, bajo el manto de las estrellas, a veces se puede ver la llamarada roja iluminando la cumbre.
Otro día, en el calor de enero, se lo dedicamos a la playa. Si bien hay una playa a tan solo unos pasos del pueblo la misma siempre esta inundada en gente, por lo que el dueño del hostel nos indicó que si seguíamos la ruta que lleva a Villarica por una media hora encontraríamos la playa El Carmelito, un sanctuario donde la arena es reemplazada por la roca volcánica y los turistas son pocos. Aquella combinación de negro con el azul profundo del lago Villarica resulta en un paisaje único que cualquiera podría pasarse el día apreciando. El dueño del hostel tambien nos indicó que si uno se dirige al pequeño arroyo que desemboca en el mar (el mismo se encuentra cerca del muelle) y lo sigue hasta cruzar la ruta no tardará en toparse con una pequeña cascada. Al escalar esta por el costado, el arroyo se cubrirá de una vegetación verde, y poco después aparecerá ahí, a tan solo unos pasos de la ruta principal, un hermoso salto de agua.
Sin embargo, si lo que se buscan son cascadas, a los alrededores de Pucón estas les sobran. En el Lago Caburga, a pocos kilómetros del centro, brotan dos cascadas eléctricas conocidas como los Ojos de Caburga, en cuyos alrededores se pueden realizar caminatas, campings o cabalgatas. También es posible visitar el Parque Huerquehue, cuyos senderos recorren cerca de 43 kilómetros y que le permiten a los amantes de la naturaleza internarse en un bosque de araucanes. Por último, entre tanto verde es necesario no descartar el pueblo mismo de Pucón, cuya arquitectura de madera y estatuas de mapuches lo vuelven un lugar acogedor. Con N nos pasamos los días caminando entre sus calles, probando sus comidas callejeras, encargando alguno de esas parrillas para dos de 12.000CHI y chocando copas con otros viajeros. Después de todo había ocación para celebrar: estabamos en un nuevo país y, por lo tanto, en un capítulo completamente diferente de nuestra aventura.

Comments