SANCTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS LAJAS [Colombia]
- Micaela Chutrau
- 8 ago 2017
- 3 Min. de lectura

Colombia. Basta mencionarla para llenarse la mente de las playas de arena blanca y ritmos de salsa; basta haberla visitado para conocer la fuerza de su historia, la calidez de su gente y la belleza de sus paisajes. Cartagena, Medellin, Bogota, Cabo de la Vela, Minca, Tayrona; brotan uno por uno sus lugares como una procesion de maravillas, pero la realidad es que durante los tres meses que pase explorando este paIs, nunca escuché murmurar entre la boca de de los viajeros el nombre de "Las Lajas". Personalmente, me entere de este lugar googleando la palabra "Colombia" en el pueblo de Otovallo, Ecuador, intentando de hacerme una idea de lo que estaba por encontrarme (mi fanatismo por la espontaniedad me impide planear con mayor anticipacion que esto), Cruzabamos a Colombia el dia siguiente, y no pude comprender mi suerte. Escribo este articulo para salvar a todo el que lo lea de cometer el mismo error que tantos otros cometieron.
Todo viajero que cruza a Colombia desde Ecuador aparece en el pueblo de Ipiales, el cual pueden tanto pasar de largo si toma un colectivo desde Ecuador o correr a su terminal para elegir el proximo colectivo directo a Cali, Popayan o Medellin. Poca atencion le prestan estos viajeros a las fotos de la despanpanante iglesia que empapela la frontera y la terminal, y poco saben de la oportunidad que estan desperdiciando. Si estas por planear un viaje por Colombia y estas planeando tu cruce por la frontera hay una forma optima de hacerlo, y ese camino nos lleva cara a cara con una de las mayores joyas que esconde el país colombiano: el Sanctuario de Nuestra Señora de las Lajas. Afuera de la terminal de Ipiales hay unos taxis blancos. Los mismos, cobran un precio fijo el cual uno puede pagar o simplemente esperar a que se llene el taxi para dividirlo con otros viajeros. Al no tener ninguna prisa, con N nos sentamos al costado del camino y aguardamos la llegada de nuestros futuros amigos. Diez minutos despues apareció una pareja de Eslovaquia, quienes tambien se habian enterado por casualidad de la existencia de la iglesia. El espectaculo arranca desde el momento en el que el taxi se aleja de Ipiales: campos verdes se quiebran en acantilados al costado de la ruta hasta formar el cañón del río Guáitara del que, tras quince minutos, emerge el pueblo de Las Lajas. Es un pintoresco acentamiento con un par de hoteles y cientos de recuerdos evocando a la virgen. Las paredes estan cubiertas de flores y mensajes, pero también de millones de placas enviadas de todo el mundo para celebrar la iglesia. Conviene descender lento, admirando la vista, escuchando el rugir del rio e inspeccionando los rosarios que venden en las tiendas. Lentamente, sus calles de piedra nos haran descender como una escalera de caracol hasta el corazon del valle. Ahí, creando un puente con su despanpanante arquitectura esta la iglesia de Nuestra Señora de las Lajas. Llegar al sanctuario no es tomar una foto y salir corriendo: es el comienzo de una experiencia pacifica de muchas partes. Comenzamos ingresando gratuitamente a la iglesia, que en mi opnión no se compara con la belleza de su exterior, para luego seguir el camino zig zagueante custodiado por angeles blancos que desciende hasta el Guáitara. En el camino encontraremos una cascada, un pequeño parque con juegos para niños y finalmente una vista completa de la estacion hidroelectrica que hay debajo de la iglesia. Luego de subir los escalones para volver hasta la cima, podemos ingresar al museo que hay en el subsuelo de la iglesia. Hay que pagar una pequeña suma de dinero para ingresar, pero adentro podemos informarnos sobre la aparicion de la virgen que la inspiró, historias de su construccion y una coleccion extensa de reliquias de los pueblos originarios de Colombia.
Una vez terminado este trayecto llega el momento de volver a Ipiales. Existen dos maneras de hacer esto: la primera es naturalmente tomando uno de los taxis que nos trajeron, y la segunda es tomando el teleferico. El segundo cuesta 10.000CO, pero no solo nos permite admirar la iglesia desde la altura, si no que nos transporta por el hermoso cañón del río Guáitara, dejandonos a medio camino de Ipiales. Una vez fuera del teleferico tenemos la posibilidad de negociar un taxi de vuelta a la terminal para tomar nuestro colectivo hacia Popayan.
Asi concluyo nuestra pasada por el sanctuario, tomo a penas tres horas, no significo un gran desvio de nuestra ruta y nos sobro tiempo para pasear por las calles de Ipiales. Su cercania con Ecuador convierten a este lugar en uno demasiado aislado para visitar por un turista regular con dos semanas para visitar toda Colombia, pero para aquellos mochileros con muchos tiempo en el bolsillo que esten por llegar desde Ecuador, espero que puedan prestarles una hora de su tiempo para admirar su grandeza.

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