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PROBLEMAS + BENEFICIOS DE LA INCERTIDUMBRE

En la ciudad de Inverness compartí un cigarrillo con un hombre llamado Virgyl. En aquel momento, la suerte del camino me había

llevado a hospedarme en lo que argumentablemente era el peor hostel de la ciudad, con sus pisos desnivelados y constructores de 50 años durmiendo en las 12 camas al lado mío. Poco importaba: esa noche había vuelto a su puerta luego de una noche de cerveza y anécdotas en uno de los bares locales, agradecida de tener un lugar donde dormir tras haber golpeado infinidad de puertas y jurado por horas que la temporada alta me iba a dejar en la calle. Virgyl hasta el momento había sido simplemente una figura tenebrosa que aparecía sentada en la escalera por la madrugada para mirarme con sus ojos claros tras su capucha y larga barba. Hasta el momento había asumido que era un indigente a quién el hostel, como a tantos otros, le abría las puertas en las noches de frío, pero mis prejuicios probaron ser falsos. Gran fue mi sorpresa cuando, tras salir al pavimento mojado empujando la puerta negra de la entrada y ofrecer su compañia, confesó ser el anterior encargado del hostel. Virgyl estaba residiendo en este lugar hace ya casi 6 años luego que unas vueltas a Rumania le quitaran el control del lugar. Trabajaba ahora en un restaurante y era un apasionado del amor, la aventura y los viajes. Durante ese intercambio de tabaco y casualidad, me habló con una sabiduría desconocida de dos tipos de viajeros: aquellos que juegan a viajar, y aquellos que se entregan al camino.

"Una vez entró un muchacho que se jactaba de haber conocido 40 países"- me dijo. -"Yo me mantuve cerca por que asumí que era una persona que valía la pena escuchar. A la otra mañana resulta que entró a la recepción llorando por poco por que había perdido un colectivo y no sabía que hacer. Decía que había perdido el ultimo colectivo y que ya no podía cancelar la reservación del hostel"- continuó Virgyl aguantando las risas. "Eso no es viajar, eso no es abrazar la incertidumbre"

Yo sonreí: ah, la famosa incertidumbre, esa que no nos deja saber hasta el momento que ocurre en qué ciudad vamos a estar mañana, donde dormiremos hoy o quién será nuestro compañero de copas del día. La incertidumbre es la dueña de los nervios de algunos, el mayor sentido de libertad para otros. Entre este segundo grupo me encuentro yo, maldecida por las mariposas que me brotan en el estomago cada vez que no se lo que puede pasar, por que eso automaticamente significa que las posibilidades son ilimitadas. En este viaje trate de abrazar a la incertidumbre lo más que pude, obligando a limitarla sin embargo con los problemas que trae el tener un pasaje de vuelta. Experimenté tanto lo que es estar abierta a sugerencias, como lo que es tener un objetivo insacrificable en mente. Probé el viajar de verdad como mi amigo Virgyl sugería y el comprar un tour ante el miedo ansioso de no llegar a tachar un par de objetivos de una lista predeterminada. Hoy, ya de vuelta en mi comodidad rutinaria Argentina copilo esta lista, en la cual les daré mi opinión de los beneficios y las problemáticas de la incertidumbre.

Problemáticas de no planificar

1) El pasaje de vuelta: El pasaje de vuelta es una buena razón para no arrojarse a las complicaciones de la incertidumbre de lleno: no solo el costo monetario de llegar al lugar en el que se esta exige cumplir ciertos objetivos, si no que la ciudad desde la que sale el avion de despedida automaticamente se convierte en el ultimo destino. Es importante leer estos puntos considerando que cuanto mas acotado sea el tiempo que uno tenga para recorrer, más difícil va a ser no contra-restar los beneficios de planificar. El poner una fecha de vencimiento ya obliga a uno a pensar todo de una manera distinto, considerar quizás mas valioso llegar más rápido a un destino que apostarle a la opción más barata, priorizar la eficiencia sobre los niveles de aventura. Un ejemplo de esto lo viví camino a Londres, en donde elegí pagar la tarifa de un tren antes que la de un colectivo solo para poder pasar más tiempo en la capital de Inglaterra.

Por otro lado, el pasaje de vuelta tambien nos anticipa la ciudad en la cual va a terminar nuestra aventura, probablemente la misma en la que lo comenzamos. Mi recomendación (que parece más un beneficio de no planificar) ante esto es simple: no sacar pasaje de vuelta. No solo esto les permitirá aventurarse de manera más relajada sabiendo que cuando llegue la fecha limite volarán desde la ciudad en la que estén o la más cercana, si no que la opción más económica generalmente no es la de comprar el combo de ida-vuelta de pasajes.

2) El destino insacrificable: Hoy en día es casi imposible, con el internet y la masiva informacion al alcance de las manos, caer en un lugar sin tener absolutamente ninguna expectativa o deseos de conocer algo especifico. Puede ser un lugar, un pueblo, un monumento o el pico de una montaña, pero la realidad es que sabemos que el viaje lo vamos a sentir incompletos si no nos movilizamos para alcanzarlo. Cuando uno esta entregado a la incertidumbre lo divertido es justamente no saber lo que va a ocurrir, por lo cual no hay nada que asegura que se llegue a estos lugares, lo cual hace conveniente un poco de planificación. En mi viaje al Reino Unido, la personificación de esto era la Isla de Skye, un destino al cual quería llegar por cualquier medio. Perseguir este objetivo, por mas que valió la pena y me llevo por su propio camino, me privó también de muchas oportunidades que la vida iba presentando como amigos de los cuales me tuve que despedir apresuradamente u ofertas de trabajo que tuve que rechazar.

3) Disponibilidad de tours. Cuanto mas cercana es la fecha de un evento menores son las disponibilidades y mayores son los precios, esa es una regla universal y los viajes lógicamente también la aplican. Especialmente en temporadas altas, el no haber reservado un tour puede automáticamente significar tener que pagar una fortuna para conocer un destino o tener que simplemente resignarse a visitarlo. Esto fue lo que nos pasó a mi y a mi amiga Faith con la isla de Skye, ya que cuando llegamos a la ciudad de Inverness nos encontramos con que todos los tours para Skye hasta la proxima semana estaban agotados o costaban 300 pounds. Eventualmente conseguimos uno que recorria parte de la Isla junto con otros puntos del norte de las Highlands, pero eso significó sacrificar por ejemplo el Fairy Glen o Fairy Pools entre otras cosas que deseabamos visitar.

4) Acomodación/transporte más baratos. Tanto las habitaciones de los hostels como los pasajes de colectivo o tren aumentan cuanto más sobre la fecha se saquen, por lo cual si el objetivo es ahorrar siempre es mejor haber comprado estas cosas con anticipación. Sin embargo, resulta imposible pensar en reservar algo cuando uno verdaderamente no sabe cual va a ser su propio destino o cuanto tiempo terminará dedicandole. ¿Quién sabe los amigos que me acompañaran, donde estaré o que tendré ganas de hacer el día que ese pasaje se venza? Por lo tanto, la incertidumbre y el ahorro no siempre son sinónimos.

Beneficios de la incertidumbre

1) Más abiertos a sugerencias. Resulta bastante arrogante llegar a un lugar el cual uno nunca visito y asumir que solo por lo que leimos en internet sabremos qué visitar. ¿Alguien alguno leyó qué dice el internet turistico sobre su propia ciudad natal? ¿Les parecen esas las mejores atracciones o la manera mas eficiente/barata de recorrerla? Por supuesto que no. Uno cuando llega a un lugar lo primero tiene que hacer es conversar con los locales, luego conversar con los viajeros y recien ahi tomar una decision sobre qué vale la pena visitar. Un ejemplo de esto para mí fue el campo de guerra de la Batalla de Culloten a unos pocos kilometros de Inverness, del cual nunca me hubiese enterado si no conversaba con unos locales de un puestito turistico en el centro de la ciudad. Con mi amiga Faith, quien conocí por casualidad en Oban, habíamos originalmente pensado que pasariamos el día visitando iglesias y paseando por las calles de la pequeña ciudad, pero en vez terminamos sumergidas en la revolución Jacobina, pisando con nuestros propios pies la tierra que presenció su última batalla y enterró los cuerpos de los rebeldes.

2) La gente. Quien viajó entenderá lo imposible que contar la historia de un lugar visitado sin mencionar a las personas que se toparon en su camino. Conocer a las personas y viajeros del lugar es una experiencia tan central de un viaje como conocer el lugar mismo. El momento en el que uno se calce la mochila y elija un camino el Universo comenzará a arrojarle personas increibles, y no tener la posibilidad de seguirlos es una situacion verdaderamente frustrante. Apenas en mi segundo día de mochilera ya habia hecho tres amigos increibles, pero por culpa de haber sacado mi tour de Game of Thrones con meses de anticipación me quedé sin la posibilidad de ir en el mismo tour con ellos, quienes lo contrataron espontáneamente para continuar pasando tiempo juntos.

3) Tus propios tiempos. No existe en mi opinión nada peor que una limitación temporal cuando se esta viajando. Ya sea un tour que solamente te da dos horas para recorrer un parque nacional o una tienda a la cual uno no puede entrar por que esta corriendo para alcanzar un compromiso, las trabas temporales son las peores restricciones a la libertad de disfrutar el momento. Cuando uno no planifica y siempre se permite disfrutar va a su propio tiempo, puede trepar hasta lo más alto de una colina y quedarse observando la vista hasta que se harte de disfrutarla o elegir un banco en una plaza cualquiera y quedarse admirando las personas por horas. Tengo más recuerdos de cigarrillos bien disfrutados o atardeceres bien contemplados que de monumentos y museos. Si cuando uno viaja busca escapar de la rutinaria carrera contra el tiempo, ¿por qué esclavizarnos a la maraton de un itinerario?

4) Decisiones espontáneas. La magia de los viajes es que se escriben en el momento. Una tarde en Edimburgo me senté en una plaza y observé de lejos una estructura al pie de Arthur's Seat (el pico de la colina que crece al costado de la ciudad). Tras preguntar a un par de turistas sin obtener respuestas, me dispuse a caminar hasta esta estructura, que termino siendo una iglesia abandonada. Una vez ahí terminé decidiendo juntar fuerzas y escalar hasta la empinada cima de Arthur's Seat, y ahí me quedé soportando vientos y lluvias hasta que mis pies se hartaron de balancearse en el precipicio. No alcancé a descender a la ciudad que cinco dinamarqueses me invitaron a conversar de religion y politica junto a ellos en un bar, y yo choqué las copas anonadada ante el hecho que esa mañana cuando me había despertado solamente había planificado visitar un par de plazas. Es así: cada decision espontanea alimenta a otra y luego a otra, y todas fluyen como un caudal de aventuras. Si planificamos y no estamos abiertos a tomar este tipo de desiciones, lo más probable es que solo cortemos la magia del caudal.

5) Las distancias se ven mejor de cerca. Es más sencillo anotar doscientos lugares en un itinerario ajustado que seguir dicho itinerario en la vida real. No es hasta que uno esta ahí, viviéndolo en el momento que se da cuenta de las distancias, de la falta de tiempo, o que simplemente resulta inútil visitar algunos lugares. En mi caso esto fueron las Cliff's of Moher, un tour que no pude tomar ya que debía sacrificar el día recorriendo Dublin y festejando con la increíble pareja que me hospedaba.

6) La mejor opción aparece al final. De la misma manera que sacar un hostel con anticipación significa un ahorro, llegar a un lugar y descubrir que había mejores opciones es igual de frustrante. La realidad es que en internet los precios se distorcionan y, cuando se consigue disponibilidad, la mayoría de los tours son más baratos sacandolos espontáneamente en la ventanilla con los amigos que te acabas de hacer a tu lado.

Mi recomendacion: un viaje tiene vida propia, llegan a el personas, oportunidades únicas, posibilidades para crear recuerdos inolvidables. Ponganse en una posicion tanto fisica como mental en la cual esten preparados para receptar la mayor cantidad de ellas. Por que esa es la magia de viajar, es la manera en la cual nos permite ver con claridad la infinidad de posibilidades que tiene la vida y la belleza de la libertad. Un viaje no es ir y tomarse la foto con la torre Eiffel, es todo lo que paso llendo a la torre Eiffel, mientras se sacaban a la foto y después. Asi que disfruten de las señales y bendiciones del universo Quijotes, y muy buen camino para todos ustedes.

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