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OBAN Y UNOS SALTOS POR LAS ISLAS HÉBRIDAS [ West Coast tour ]

  • Mica Chutrau
  • 5 oct 2016
  • 7 Min. de lectura

Escocia es un país de magia antigua y naturaleza, con pequeñas comunidades incrustadas como una roca incertada en algun punto entre las montañas. Pero en esta eterna guerra entre la piedra y el verde nunca es la civilización la que gana, mas bien parece ser la naturaleza la que le hace un lugarcito entre su majestuosidad. Entre tantos pueblos, castillos olvidados, y paisajes donde la naturaleza tiño la tierra de todos los colores del arco-iris bajo las nubes tormentosas, no puedo evitar sorprenderme cuando las personas la única palabra escocesa que parecen saber conocer es Edimburgo. No por desmerecer la ciudad, pero esta no es más que una gota en el mar de posibilidades que esta tierra tiene para ofrecer. Hoy vengo con la intención de plantearles un programa diferente, hoy vengo a invitarlos a aventurarse fuera de las ciudades, mas allá del puerto y dentro de las Islas Herbidas Interiores de la costa oeste escocesa. Esta aventura comienza en el pueblo de Oban donde, tras pasar una tarde disfrutando del puerto, el West Coast Tour nos llevará a recorrer la Isle of Mull, caminar de punta a punta la magnifica construcción de basalto de Staffa y finalmente explorar la historia y belleza de Iona.

Antes de comenzar, me gustaría aclarar que no existe ningún problema en visitar las islas de manera libre, ya que los kayacs están habilitados y los ferrys pueden transportar hasta los autos de costa a costa. La abundancia de tiempo e incertidumbre en un viaje deja la puerta abierta a millones de posibilidades, pero los boletos de vuelta y la ansiedad por tachar elementos de nuestras listas a veces nos hacen recorrer a tours. Este artículo es sobre la posibilidad que yo tome yo impulsada por mi propio boleto de vuelta y ansiedad por conocer tres de las Islas Hébridas.

OBAN

Oban es un pueblo costero perdido en algún punto del camino entre Glasgow y Fort William, que huele a sal, a frituras y suena por sus calles el canto incesante de las gaviotas. Una costa enfurecida como escenario, un par de locales bordeando el muelle y un par de casas tradicionales adentrándose en la subidas de la tierra montañosa escocesa.

Llegue por la tarde en el último autobús, tras haber visto los edificios amarronados de Glasgow desintegrarse al comenzar a dibujar el paisaje de las Highlands. Llegue con frío, llegué sola, llegué con esa mezcla de arrepentimiento y ansiedad quemandome el pecho; resultado directo de haber dejado un estado cómodo para volver a lo desconocido. Originalmente había planeado caminar el pueblo, pero el viento frío y las nubes grises encapotando el cielo me llevaron a buscar un hostel lo antes posible. La zona de los hostels esta a unos diez minutos caminando desde el puerto (donde te deja el colectivo) y más allá de los puestos de ropa y frituras que las calles principales ofrecen Oban no se expande mucho más. Su belleza no esta en edificios históricos o cementerios antiguos: su magia se esconde en el baile de las gaviotas, la calidez de su gente (viajeros del mundo buscando unos meses de trabajo y locales sonrientes) y aquel puerto lleno de barcos que prometen transportar a uno más allá del horizonte.

Sin embargo, si uno llega temprano y tiene tiempo para explorar, la torre Mc Caig en lo alto de la ciudad, las ruinas del castillo Dunolie o la distilería de Oban presentan excelentes opciones para pasar el día.

¿Cómo llegar?

1. En auto => Oban se encuentra a unas 3 horas de Glasgow, 4 hras de Edimburgo y 1hra y media desde Fort William.

2. En tren => La compañía First Scotrail tiene tres trenes al día desde la estación de Glasgow Queen Street hasta Oban.

3. En autobus => la opción más económica. Para averiguar los horarios y disponibilidad de pasajes consulten la página de Citylink.

En mi caso, tomé un autobus desde la estación de Glasgow, y lo recomiendo no solo para economizar costos si no por que la vista de las Highlands vale la pena.

¿Cuanto tiempo quedarme?

La respuesta correcta a esta pregunta sin importar el destino es: lo que uno sienta que debe quedarse. En mi segundo día en Oban me ofrecieron trabajo en un hostel y de no haber sido por que tenía un pasaje de vuelta para dentro de una semana y unas intensas ganas de tocar la Isla de Skye arriba en el norte seguramente le hubiese dedicado un mes al pueblo. La simpleza de sus calles combinada con la infinidad de paisajes majestuosos que lo rodean a tan solo una caminata o un ferry de distancia lo convierten en un lugar perfecto para bajarse la mochila un rato y hacer dinero.

Sin embargo, también es valida la opción de estar apurado o ansiosos por lo cual recomiendo dos noches. Esto nos permite llegar el primer día a la tarde en el ultimo autobús (siempre es importante revisar los horarios, los autobuses no corren las 24hras) luego de haber pasado el día recorriendo Glasgow si vienen del sur o Glencoe/Fort William si se viene desde el norte. Luego de comer algunas frituras o disfrutar del ambiente hostelero, amanecer a la mañana siguiente bien temprano para el tour; pasar el día recorriendo las islas y una vez a la vuelta tomar el ultimo autobús para seguir el viaje o esperar a la mañana siguiente (que es lo que yo hice). Si se tiene un auto y no se depende de los horarios de los autobuses las opciones cambian, y si se puede dedicar más días a explorar las islas o los alrededores el abanico se hace incluso más amplio. Hablo como alguien que siempre llevara en su pecho el arrepentimiento de no haber pasado mas días en este increíble lugar.

ISLE OF MULL

Pocas cosas me molestan tanto como intentar de hablar de un lugar que en realidad uno no conoce: hablar de Francia cuando solo

vimos la torre Eiffel, hablar de Escocia cuando la única palabra que conocemos es Edimburgo y hablar de la Isle of Mull cuando nuestro mayor contacto con ella fue mirando desde la ventanilla del autobús que nos llevó de costa a costa, puerto a puerto para conseguir continuar la aventura. El tour de las West Isles no te permite descender en nada que no sean los dos puertos de la Isle of Mull por cuestiones de tiempo, lo cual puede resultar en una tortura para todo aquel fanático de la fotografía. En la hora que tardo ir de costa a costa de esta isla tan cercana al pueblo de Oban mis ojos observaron al verde esmeralda y al marrón intenso del barro juguetear con el sol y la tierra para metamorfosearse delante de mis ojos en increíbles pasiajes.

Fue un desfile de vacas escocesas, charcos de agua azul turmalina en la mitad del verde, y castillos abandonados; elementos de los cuales no me atrevo a decir mas que me hubiese encantado conocerlos. De todas formas, tanto el espectáculo desplegándose del otro lado de la ventanilla como los comentarios humorísticos del conductor fueron un buen pantallazo de la isla, aunque en mi corazón sabia que para poder sentir que había visitado la isla mínimo tenia que embarrarme los zapatos en aquel barro montañoso que me llamaba del otro lado del cristal. De todas formas, la costa en la que descendimos fue suficiente como para quitarme el aliento.

STAFFA

Allá a lo lejos de la Isle of Mull, a lo oeste de la turquesa costa escocesa se alza una construcción de basalto con praderas en la superficie. Se trata de Staffa, una isla que por su pequeño tamaño alberga demasiadas maravillas. La isla en sí es una obra maestra de la naturaleza, con sus columnas de basalto fabricando olas de roca, acantilados y cuevas, todas las cuales pueden ser exploradas con facilidad. Por otro lado en su parte más alta, escondido tras una empinada escalera están las altas praderas y los Puffins, una especie de ave en peligro de extinción característica del lugar. Las aves sin embargo son difíciles de avistar por su pequeño tamaño si no se tiene el equipo apropiado, pero las colinas verdes con vista a los acantilados del borde de la isla ya son suficiente razón para disfrutar su recorrido.

IONA

La isla de Iona presenta una variable de colores y leyendas completamente distinta a las islas anteriormente visitadas. Habitada actualmente por una pequeña comunidad religiosa, la isla de playas turquesas rellenó su lugar en la historia en el año 563 cuando St Columba descendió con sus seguidores para construir su primera iglesia celta. Hoy es una combinación de iglesias medievales, ganados acosando las colinas verdes y años de historia. Luego de haber sido acosados por un grupo de juguetones delfines que nos maravillaron con sus saltos, bajamos en la playa de la isla y nos dispusimos a explorar. Su atracción principal es el Abbey, la construcción eclesiástica medieval mejor preservada de las Western Isles Escocesas, pero camino a ella se toparán con cementerios antiguos, construcciones abandonadas y una pequeña capillas de cientos de años. Frente al Abbey esta la St Martin's Cross, una de las cruces celtas mejor preservadas. Una vez que terminen de absorber la histórica que esconden cada una de las piedras talladas de estas construcciones medievales pueden disponerse a recorrer los campos verdes de la isla en búsqueda de otras antigüedades célticas o grupos de ganado admirando la costa. A esta altura, pueden retirarse de la isla y emprender el regreso a Oban cuando lo deseen, canjeando el respectivo ticket que la empresa de tours les dará. La isla también ofrece opciones gastronómicas (escasas), aunque una buena porción de papas fritas en el ferry de vuelta nunca es una mala opción.

En mi opinión, considerando que soy una persona alérgica a los tours (dado que los considero asfixiadores de la espontaneidad y la libertad) la realidad es que el West Coast Tours resulta una excelente opción para tener un vistazo de Iona y Staffa, dos lugares abundantes en naturaleza, fauna e historia. Difícilmente se puede llamar satisfactorio el recorrido por la Isle of Mull, pero eso solo es cuestión de volver y dedicarle un día exclusivo a la isla y a su pueblo. Dudo que se pueda exigir recorrer a fondo una isla tan grande como esta y alejarse tanto de la costa escocesa como para visitar estas dos islas. El tour en sí es una experiencia inolvidable y permite adentrarnos en una faceta de Escocia que muchos viajeros ignoran.

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